Es importante distinguir aquellos comportamientos derivados de la violencia filio-parental de otras conductas consideradas “normales” dentro de la familia (actitud rebelde y desafiante, discusiones familiares sin graves repercusiones).
Para ello hay que hacer alusión al término «abuso» para definir este tipo de violencia. Consiste en comportamientos violentos hacia los progenitores con la intención de abusar de ellos y llevarlos a una clara situación de humillación, acoso y desafío a su autoridad con la intención de dominarlos y/o herirlos. Se trata de agresiones continuadas y no de dificultades aisladas.
El comportamiento agresivo suele ir acompañado de una personalidad fría, de continuas actitudes desafiantes hacia los adultos, de falta de empatía hacia los progenitores (no tienen en cuenta ni valoran sus sentimientos) y de falta de remordimiento tras la acción violenta.
Este tipo de violencia puede extenderse a otros familiares, como son los hermanos que, en muchas ocasiones, lo harán para llamar la atención de los padres.
Tipos de maltratos hacia los padres:
- Físico: pegarles, empujarles, lanzarles objetos.
- Psicológico: intimidarles, humillarles, amenazarles.
- Emocional: mentirles, chantajearles y usar juegos mentales maliciosos para manipularles.
- Financiero: robarles y vender sus posesiones, deudas de las que se desentienden y a las que deben hacer frente los padres.

