Curva de la ansiedad

Curva/pico de la ansiedad

Para comprender la curva de la ansiedad hay que empezar hablando de la respuesta de lucha/huida.

Esta respuesta es la encargada de asegurar nuestra supervivencia y es rápida y automática. Este mecanismo se activa cuando nuestro cerebro da el aviso de un peligro inminente del cual debemos huir o luchar. Por ejemplo, cuando hace miles de años teníamos delante a un posible depredador. En ese momento, el cuerpo se prepara para esta lucha/huida generando cambios químicos en nuestro organismo para activar aquellos sistemas que nos son necesarios para seguir viviendo (ej. El cardiovascular, el motor) y desactivando aquellos que a corto plazo no nos son útiles para esa lucha (ej. Digestivo, reproductor, inmunológico).

Esto te dará muchas pistas de porque cuando estamos ansiosos experimentamos palpitaciones, hiperventilación, tensión muscular, etc. Así mismo, por la falta de activación de dichos sistemas, empezamos a sufrir problemas gástricos, resfriados, infecciones, etc.

Si alguna vez has sufrido un ataque de pánico sabrás de lo que hablo, porque esas sensaciones pueden ser muy desagradables si no tenemos delante físicamente a aquel “depredador”. Así es como estallan todas las sensaciones (palpitación, hiperventilación, tensión, sensación de ahogo, temblores) y nuestro cuerpo, aun estando parados, está reaccionando como si estuviéramos corriendo y sin que sepamos qué hacer para frenarlo. Es en este momento es cuando nuestros síntomas físicos se convierten en un nuevo peligro (me está pasando algo malo, me va a dar un ataque al corazón, me estoy volviendo loco/a) y esto genera que nuestro cerebro adquiera miedo a esas sensaciones y las detecte como nuestro “nuevo depredador”, haciendo que estemos en constante alerta de nuestro cuerpo para evitar que vuelvan a aparecer. En consecuencia, cuando notemos cualquier síntoma en nuestro cuerpo, nuestro cerebro avisará que el “depredador” ha vuelto y así sufriremos de nuevo un ataque de ansiedad. A esto se le llama EL MIEDO A TENER MIEDO.

Esta respuesta de lucha/huida es muy común en las fobias porque detectamos un peligro delante nuestro (ej. Una araña) y aparece la respuesta.

Vamos a comprender la cuerva de la ansiedad.

La ansiedad tiene forma de pico y ante la presencia de un estímulo ansiógeno, la ansiedad va aumentando hasta llegar su máximo nivel. Por lo general, cuando la persona está ante un estímulo fóbico (ej. araña), tiende a aplicar la respuesta de huida/evitación y esto hace que su nivel de ansiedad baje.

Esto es efectivo a corto plazo, pero no permite a tu cerebro afrontar la situación para que la ansiedad pueda volver por si sola a la normalidad. Si el peligro es imaginario (exagerado para la situación real), la propia mente ya sabrá que tu cerebro está experimentando algo anómalo.

En todo este proceso las glándulas suprarrenales segregan adrenalina de manera continua y, como esto no es bueno para el cuerpo, al rato quitará esta respuesta para que pueda volver a la calma. Así mismo es como nuestro cuerpo tiene que aprender que la ansiedad se puede desactivar por si misma sin la necesidad de huir (o tomar una pastilla) y permaneciendo delante del estímulo fóbico. Si nos quedamos delante, pronto aprenderá que no se trata de un peligro real.

Es importante tomar consciencia de que tenemos que pasar por toda la parte de subida y de bajada de la cuerva sin huir para poder superar las fobias. Si estas aparecen es porque no llegamos al máximo del pico debido a la huida y no permitimos a nuestro cerebro coger el control de la ansiedad.

Judith Cebrià

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